El Parque Nacional Amboró se encuentra ubicado al oeste del departamento de Santa Cruz, Bolivia. Creado en 1984, tiene una extensión de 636.000 hectáreas, es un área protegida de Bolivia y una de las reservas a nivel mundial con mayor biodiversidad.
Además está ubicado en el denominado Codo de los Andes, punto geográfico donde la Cordillera Occidental cambia de rumbo hacia el sur. Esta formación de la cordillera es la causa de los diferentes climas del Parque: la zona norte es cálida y húmeda; el sur es seco y templado.
El Parque Nacional Amboró corresponde a la ecoregión montañosa del bosque subtropical húmedo de los Yungas. Posee una gran diversidad de ecosistemas de montaña húmeda, con bosques muy húmedos subandinos y de pie de monte, los mismos que albergan una gran diversidad biológica, con áreas de transición al bosque subhúmedo Tucumano-Boliviano, al bosque muy húmedo de pie de monte y a bosques secos de valles mesotérmicos. El interior del área es de difícil acceso por el relieve accidentado, factor que ha favorecido a la conservación del área, pero no ha sucedido lo mismo con las partes bajas del parque que han estado bajo presión de los colonizadores.
Historia
Posteriormente, en 1984 el área protegida es reasignada como Parque Nacional Amboró con una extensión de 180.000 ha. Subsecuentes expansiones y reajustes provocaron una expansión del área protegida hasta 442.500 ha, rodeada por el Área de Manejo Integrado.
Origen del nombre
El origen del nombre del parque viene de una leyenda de la tribu Chané, originaria de los llanos orientales. Su cacique o jefe llamado Grigotá era quien preservaba el orden en la naturaleza, fuente de vida y prosperidad. Un día tuvo que emprender un largo viaje y dejó al mando de la zona a sus dos hijos Amboró y Parabanó. Pero fueron descuidados y permitieron que la selva fuera invadida, destruida y contaminada, afectando el orden de la naturaleza. Cuando Grigotá regresó y vio lo acontecido, hizo desaparecer a los invasores gracias a las fuerzas de vientos, lluvia, rayos y truenos, pero no perdonó a sus hijos y los convirtió en grandes montañas para que sean los guardianes eternos del lugar, uno junto al otro.
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