Estado Plurinacional de Bolivia

José María Linares Lizarazu

José María Linares Lizarazu

  • Nombre: José María Linares Lizarazu
  • Gobierno: de facto
  • Periodo de presidente: 1857-1861

José María Linares Lizarazu fue el primer presidente civil, que estableció el civilismo en Bolivia, víctima hasta entonces de una enconada pugna, sólo de militares, por el poder.

Nació en Ticala, hoy Talavera (Puna), capital de la provincia potosina que lleva su nombre, el 10 de julio de 1808. fueron sus padres José Linares y Josefa Lizarazu.

Así como fue el primer presidente civil, José María Linares Lizarazu fue también el primero que luchó años, golpeando, sufriendo derrotas, exilios y persecuciones, en pos del poder, sin ser militar. Cuando se desempeñaba como Presidente del Congreso Nacional, el General José Miguel de Velasco le entregó el mando de la nación interinamente; pero, como en la oportunidad Velasco fue derrocado por un golpe de Estado, él perdió asimismo la presidencia que le había sido delegada. No lo consideró así Linares y desde entonces se dedicó a conspirar y subvertir el orden para recuperar la primera magistratura que había desempeñado sólo eventualmente.

Era un profesional abogado estudioso y capacitado; anteriormente habías sido diputado en dos períodos distintos, Ministro de Gobierno, Ministro Plenipotenciario en España, Presidente del Congreso Nacional e interinamente, Presidente de la República.

Varios fueron los golpes subversivos que José María Linares Lizarazu organizó y llevó adelante, hasta que el 8 de septiembre de 1857, levantó la guarnición de Oruro con todo éxito, logrando de inmediato el apoyo de la unidades militares que guarnecían otros distritos. Al día siguiente, el doctor Linares, mediante decreto, asumía el «poder supremo de la república con el carácter de presidente provisorio».

Su gobierno no fue de trabajo y progreso, pues, si bien tenía las mejores intenciones y hasta el propósito de llevar adelante una revolución moral, pues, José María Linares Lizarazu pretendió gobernar con mano dura para evitar manejos dolosos, la concupiscencia era casi norma en esa época, junto con el abuso de las bebidas y, sobre todo, las dádivas a los favoritos o a los que tenía influencia o mando de tropas. Se rodeó de los mejores, tuvo siempre gabinetes con ministros que constituían la élite de la intelectualidad de entonces; pero su energía y sus rígidos principios le crearon enemigos llevándole a presidir un gobierno despótico y sanguinario. Cuanto más crecía la oposición más duro era él. Los fusilamientos que ordenó, los presos que mantuvo en la cárcel y los perseguidos y exiliados, sumaron centenares. Autócrata violento, fue muchas veces cruel y despiadado, aunque la verdad es que se defendía, porque las conspiraciones, durante su régimen, se multiplicaron a medida que él obraba con mayor energía.

Gobernó con los mejores y gobernó con honradez tal, que su propia fortuna, que era cuantiosa, la derrocó para atender con ella los gastos del
gobierno. En los últimos meses, José María Linares Lizarazu ya no gobernaba, se concentraba a defenderse, porque las conspiraciones se multiplicaban sin cesar. En tales circunstancias y cansado de luchar, decidió convocar a elecciones legislativas para que fuera el Congreso Nacional el que eligiera a su sucesor.

No llegó a consumar su propósito, porque su Ministro de Guerra, el General José María de Achá, y su Ministro de Gobierno, Ruperto Fernández, dos de sus favoritos y los de mayor confianza, en convivencia con el Jefe de Armas de La Paz, Cnl. Manuel Antonio Sánchez, le derrocaron mediante un golpe que se produjo el 14 de enero de 1861, tanto más artero cuando se consumió en circunstancias en que el mandatario se hallaba enfermo y guardando cama. Así enfermo, José María Linares Lizarazu rechazó permanecer por más tiempo en palacio y pese a su delicado estado, lo abandonó el mismo días de su derrocamiento, acompañado por sus más fieles seguidores.

Casi inmediatamente abandonó también el país rumbo a Valparaíso, donde muy pobre y viviendo con la ayuda económica de sus amigos, murió el 6 de octubre de 1861. lo acompañaba solamente su secretario, Mariano Baptista Caserta.

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